La poda, tanto del olivo como de cualquier planta o árbol, es fundamental para conservar su buena salud, así como para mejor la floración y la belleza del follaje y para poder dominar su forma y volumen. Por lo tanto, si queremos que nuestros olivos den un buen fruto y sigan sanos, tendremos que elegir bien tanto el tipo de poda que le debemos hacer como la época en la que hacérsela.
La época en la que se ha de hacer no influye mucho en el olivo al ser un árbol ornamental, hay gente que lo prefiere cuando el árbol despierta y otras cuando el árbol duerme. En primavera o en otoño.
Indistintamente de cuándo se haga la poda, se ha de evitar hacerla en épocas de heladas que puedan dañar al olivo.
No obstante, el olivo es un árbol que ha de ser podado todos los años, aunque existen diferentes tipos de poda.
La primera de toda es la de formación del olivo, en la que, cuando aún es joven el olivo, se le da la forma al cuerpo sobre el que después se formará. Se ha de hacer una o dos veces en los primeros diez años de vida.
Una segunda poda de aclareo, quitando aquellas ramas que evitan que llegue la luz a nuestro olivo, y una tercera poda de limpieza.
Esta última, no es una poda drástica, sino una poda ligera, con la que se busca aclarar. Se quitan unas pocas ramas del olivo para que las ramas restantes cojan más fuerza y se ha de hacer cada año o cada dos.
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